El
Trifosfato de adenosina (ATP), molécula que se encuentra en
todos los seres vivos y constituye la fuente principal de energía utilizable
por las células para realizar sus actividades.
El
trifosfato de adenosina fue hallado por primera vez en el músculo humano en
1929 en los Estados Unidos por Cyrus H. Fiske y Yellapragada Subbarao,
e independientemente, en Alemania por Karl Lohman. Sin embargo, hasta diez
años más tarde no empezó a reconocerse el papel central del ATP en la
transferencia de energía.
El ATP
se origina por el metabolismo de los alimentos en unos orgánulos
especiales de la célula llamados mitocondrias.
El ATP
se comporta como un coenzima, ya que su función de intercambio de energía y la
función catalítica (trabajo de estimulación) de las enzimas están
íntimamente relacionadas.
La
parte adenosina de la molécula está constituida por adenina, un compuesto que
contiene nitrógeno (también uno de los componentes principales de los genes)
y ribosa, un azúcar de cinco carbonos. Cada unidad de los tres fosfatos
(trifosfato) que tiene la molécula, está formada por un átomo de fósforo y
cuatro de oxígeno y el conjunto está unido a la ribosa a través de uno de estos
últimos. Los dos puentes entre los grupos fosfato son uniones de alta energía,
es decir, son relativamente débiles y cuando las enzimas los rompen ceden su
energía con facilidad.
Con la
liberación del grupo fosfato del final se obtienen siete kilocalorías (o
calorías en el lenguaje común) de energía disponible para el trabajo y la
molécula de ATP se convierte en ADP (difosfato de adenosina).
La
mayoría de las reacciones celulares que consumen energía están potenciadas por
la conversión de ATP a ADP incluso la transmisión de las señales nerviosas, el
movimiento de los músculos, la síntesis de proteínas y la división de
la célula. Por lo general, el ADP recupera con rapidez la tercera unidad
de fosfato a través de la reacción del citocromo, una proteína que se
sintetiza utilizando la energía aportada por los alimentos. En las células del
músculo y del cerebro de los vertebrados, el exceso de ATP puede unirse a la creatina,
proporcionando un depósito de energía de reserva.
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